¡A-se-sinos!
“Pasaréis a la posteridad como lo que sois: Asesinos”. Antonio Bahamonde.
Por calles enlutadas pistola en mano,
el aliento podrido, insultos, muerte, rugido, Queipo de Llano.
A su lado Bohórquez, eterno cómplice, ratifica con sangre, las sentencias del jefe que ya son cadáveres.
El “Director” manda, Franco ejecuta,
y Cuesta proclama, crueldad infinita, los planes de muerte.
Díaz Criado, capitán, borracho y pendenciero,
la monarquía lo primero. “Me da lo mismo firmar cien sentencias que trescientas”
Acedo Colunga,
fiscal de la muerte.
“hay que desinfectar el solar patrio en esta inmensa hoguera
que elimina la escoria”
Carranza, Haro, Castejón, sus columnas sembraron a golpe de cañón,
por los alegres barrios, muerte, odio y destrucción.
Militares que matan obreros, paladines de un orden de horror. Conspiradores, esbirros, cuarteleros. ¡Paso al ejército traidor!
Fusilar, fusilar, fusilar,
la atroz consigna. Falangistas, sed de imperio, Fernández Gómez, brigadilla de ejecuciones.
Fal Conde, Barrau, requetés, hijos de la patria, “detente bala en el pecho” y fosas por colmatar.
Siniestros duques y marqueses, sangriento el Algabeño
y un “niño” de Domecq. Partidas asesinas, bandas negras, legionarios, guardias civiles traidores y moros ejecutores.
Jesuitas armados, curas de Falange, Ilundain, Segura, el trono y el altar, bendicen la muerte en cuerpos inocentes.
En nombre de las víctimas sacrificadas a vuestro egoísmo
os escupo en el rostro esta palabra…Asesinos. A.B.
Juan Morillo Lora
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